La revolución televisiva
El fenómeno del streaming ha revolucionado algo que parecía inmutable: la televisión y cómo accedemos a sus contenidos. ¿Te acuerdas de cuando aprovechabas el corte publicitario de tu serie favorita para ir corriendo a la cocina a por la cena? Cuando te volvías a poner delante de la tele, te habías perdido lo mejor. ¿O cuando no ibas a llegar a tiempo a casa y tenías que pedir que programaran el vídeo para que te grabara el programa que querías ver? Eso se acabó, o se está acabando, gracias a las cadenas de pago que emiten en streaming, en las que tú decides lo que quieres ver y cuándo lo quieres ver. Tanto es así, que esta transformación ha hecho que, según la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia, 2017 cerrase con más abonados que nunca a la televisión de pago, cuyas plataformas superaron en ingresos a las emisiones en abierto. Los datos son elocuentes: las plataformas de televisión de pago terminaron 2017 con 2.133 millones de ingresos, lo que supuso un incremento del 14% respecto al año anterior, mientras que las emisiones en abierto lograron una cifra de negocio de 1.913 millones, con apenas un 1,8% de subida respecto al anterior ejercicio.
Pioneros catódicos
La aparición de la televisión en nuestras vidas siempre estuvo acompañada de polémicas y disputas. Fueron varios avances individuales de diferentes inventores (el alemán Paul G. Nipkow, los norteamericanos Lee De Forest y Edwin H. Armstrong y el austriaco Robert von Lieben, ente otros) lo que posibilitó que en 1925 se llevara a cabo lo que se ha acordado en considerar la primera demostración pública de un sistema de televisión electromecánico, que se atribuye al escocés John Logie Baird, quien en el mes de marzo de ese año fue capaz de transmitir las imágenes de varias siluetas en movimiento. Para octubre de 1925, John Logie Baird asombró al mundo transmitiendo varias imágenes de una marioneta, y para julio de 1928, sólo tres años después de su primera demostración, estaba llevando a cabo transmisiones a color. Todo este proceso fue acompañado de una disputa en el registro de las patentes, algo que no era nuevo, pues muy poco antes se había vivido otra “guerra” entre la corriente continua y la alterna de Thomas Edison y Nikola Tesla, respectivamente. El registro oficial de quién inventó la televisión electrónica, sin elementos móviles, fue toda una batalla en EEUU. Los receptores de televisión comenzaron a popularizarse en España a mediados de 1950, pero el primer aparato, llegado desde Alemania, pisó suelo español en 1939. Se trataba precisamente de un modelo de Baird y al propietario no le sirvió de mucho, pues tuvieron que pasar 17 años para que comenzaran las emisiones televisivas en nuestro país, en octubre de 1956.
El ingeniero y físico escocés John Logie Baird, junto con uno de sus prototipos.
A la carta
Al empezar este fenómeno de compañías de pago emitiendo en streaming, las cadenas de televisión tradicionales le quisieron restar importancia y por eso tardaron en reaccionar. Por ejemplo, la que era la cadena televisiva más vista en EEUU, la CBS, afirmó que en su comité ejecutivo no se sentían amenazados y que su servicio de televisión por cable no corría peligro. Al año siguiente, Leslie Moonves, su director ejecutivo, anunció el CBS All Access, un nuevo servicio de televisión por Internet que su cadena ponía en marcha.
Rakuten TV, Hulu, Netflix, Shooowit, HBO, Movistar+, Amazon Prime Video, CBS All Access, Filmin, Sky TV… Son muchas las compañías que están operando ya en streaming y que lo están cambiando todo: desde nuestra relación con la tele hasta la calidad de los contenidos a nuestro alcance. A veces compran series o programas a otras cadenas y a veces los producen ellas mismas. Y tanta es la pujanza de este servicio que muchas cadenas tradicionales han empezado a ofrecer un servicio “a la carta” que te permite ver una parte seleccionada de sus contenidos cuando mejor te viene y no sólo cuando los emiten.
Hoy eres tú quien decide cómo, cuándo y qué ver.
Más calidad: la guerra de las televisiones
Todo esto redunda en favor del espectador, al que por fin se le deja tomar el mando y elegir. Además, ya no sólo vemos los programas en el aparato de televisión: un ordenador, una consola de videojuegos y hasta un móvil son soportes que nos permiten el acceso donde y cuando queramos, sin cortes publicitarios y con un contenido que se renueva semanalmente. Y con mayor calidad, porque estas plataformas ofrecen más libertad a los creadores y la práctica de pedir un episodio piloto para medir su grado de aceptación para decidir luego si la serie se produce o no también empieza a ser cosa del pasado. Por último, en muchas de ellas pagas por el programa que quieres ver, no por un paquete de contenidos cerrado del que finalmente consumes una pequeña parte, aunque la tendencia es que las empresas de telecomunicaciones, que son las que dominan el sector de las televisiones de pago, traten de contratar suscriptores por paquetes para aumentar sus ingresos por cliente. No obstante, un factor derivado de esta competencia es la bajada de los precios: cuando se subastan los derechos de, por ejemplo, las transmisiones de fútbol, las nuevas operadoras ejercen mucha presión para intentar rebajar unos precios que consideran abusivos.
Rakuten TV, una de las mejores opciones que nacieron con la televisión inteligente.
¿Y por qué decimos que estos contenidos son de mayor calidad? Porque se producen pensando en cómo se van a ver. Por ejemplo, hoy en día la mayor parte de la música se escucha en MP3, un tipo de compresión de audio, y los ingenieros de sonido están produciendo la música con ecualizaciones pensadas para estos reproductores. Y lo mismo pasa con las series, que hoy son todo un fenómeno de masas: antes se rodaban pensando en los cortes publicitarios y en que hasta la siguiente semana nadie vería el próximo episodio. Eso determinaba el ritmo narrativo y, por lo tanto, el trabajo de los guionistas, que hoy son creativamente más libres.
De hecho, el fenómeno está muy lejos de terminar, porque estas nuevas opciones han abierto la puerta a iniciativas que de otro modo serían impensables. Así, ya hay en marcha nuevos proyectos que pretender cubrir áreas de entretenimiento que parecen abandonadas a pesar de contar con un buen número de clientes potenciales. Por ejemplo, es el caso del director de cine y productor danés Nicolas Winding Refn, que ya ha anunciado la próxima apertura de byNWR, un nuevo canal en el que primará el concepto artístico y cuyo catálogo se alimentará de películas de culto que durante los últimos años se ha encargado de comprar y restaurar él mismo. Su idea es constituirse como una alternativa a los títulos más convencionales y más recientes que acostumbran a ofertar cadenas como Netflix, Amazon, HBO, etc.
La guerra de las televisiones no ha hecho más que empezar.
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