Los mejores destinos fuera de temporada
Cuando viajamos en verano, además de los precios de temporada alta, tenemos que asumir que cientos de miles de personas han tenido la misma idea que nosotros, así que visitar un museo es casi imposible, ir a la playa se vuelve una incomodidad y apenas sí podemos ver algo que no sean otros turistas. Y en muchos destinos eso vuelve a pasar en Navidad. Así que viajar en noviembre es una muy buena idea, porque hay lugares en los que empieza la temporada seca y las temperaturas son ideales, la afluencia de turistas es muy reducida y la experiencia del viaje lo agradece.
Tailandia, Sudáfrica, Los Angeles y Abu Dabi, le presentamos una selección de destinos que le esperan con el sol de invierno brillando, unas temperaturas envidiables y muchas actividades diferentes para que su viaje sea inolvidable.
Antes de cerrar un viaje de vacaciones en Tailandia en estas fechas hay que tener cuidado con el destino final: ciertas zonas del golfo, con sus maravillosas islas, tienen un microclima que las hace poco deseables en noviembre, y en cambio hay otras que parecen estar esperando a ser visitadas. En lo que respecta a la temperatura no hay problema, porque normalmente lo deseable es un poco menos de calor, pero si nos fijamos en las lluvias veremos que Bangkok y las islas de Koh Samui, Koh Phangan, Koh Phi Phi o Koh Lipe, que normalmente acumulan gran parte de las visitas turísticas, todavía no han salido de la estación de lluvias, mientras que otras islas ya están entrando en la seca.
Es el caso de nuestra propuesta, la isla de Koh Chang (que significa La Isla Elefante), una de las más montañosas y verdes del país, que ha tardado un poco más en entrar en los circuitos turísticos, por lo que ahora mismo combina una magnífica oferta turística y un aire un poco más salvaje que otros destinos tailandeses más conocidos. Por supuesto, la oferta de actividades es tan amplia como en el resto de islas (buceo o snorkel, cursos de cocina tailandesa, kayaking, tirolina desde los árboles, etc.), pero además incluye la posibilidad de adentrarse en su naturaleza haciendo trekking (son sus montes los que le dan forma de elefante) y hacer un tour de un día en lancha por los islotes vírgenes que hay alrededor de la isla.
Si tiene suerte, su viaje coincidirá con el Loi Krathong, una experiencia visual que ya es famosa en el mundo entero por los miles y miles de balsas con linternas que llenan playas y ríos, aunque hoy también es muy popular que se hagan globos de papel y se lancen al aire. Se lleva a cabo la primera noche de luna llena del duodécimo mes del calendario lunar tailandés tradicional. Y eso suele ser exactamente nuestro mes de noviembre. Aunque se celebra en todas partes (incluso en Laos y Camboya, pues es de origen budista) el epicentro de este festival es Chiang Mai, al norte de Tailandia. Además, hoy es tradicional que el festival se acompañe de concursos de belleza y otros actos festivos. Allí donde esté, sea más grande o más pequeño, será un recuerdo imborrable que le acompañará siempre.
Johannesburgo, el Parque Nacional Kruger, Ciudad del Cabo, la ruta de los viñedos en Stellenbosch, el Cabo de Buena Esperanza, el Blyde River Canyon… y podríamos seguir dando motivos para viajar a Sudáfrica, pero los resumimos en uno: sus estaciones son al contrario que las nuestras, por lo que en noviembre están en plena primavera, un momento ideal para ver lo que se denomina el big five del reino animal: león, leopardo, búfalo, elefante y rinoceronte.
¿Estamos en África? Ciudad del Cabo es una maravilla desconcertante, una mezcla de naturaleza desbordante y de modernidad, una puerta al mar y un destino urbano. Todo esto y mucho más nos vamos a encontrar en una ciudad que acoge cada vez a más visitantes y que, sorpresa, tiene el mismo huso horario que nuestra península, de modo que tendremos la misma hora que en España. Y lo que nos encontramos es una ciudad moderna, llena de oferta de restauración, con una amplia gama de hoteles para elegir, de locales comerciales a la última y de actividades en la naturaleza, pues sus modernos edificios se encuentran entra las montañas y el mar.
Por supuesto, hay algunos must que encontrará reseñados en cualquier guía de viajes que consulte: el Victoria and Alfred Waterfront (una zona turística frente a Table Bay, diseñada por Adrian van der Vyver en el antiguo puerto para su uso como área residencial, recreativa y comercial), la Table Mountain (ya un símbolo de la ciudad, una montaña con una meseta en la cima que forma parte del Parque Nacional Table Mountain, que también incluye el Cabo de Buena Esperanza y la colonia de pingüinos de Boulders, entre otros enclaves), el Bo Kaap (un colorido vecindario construido en las laderas de Signal Hill, cuyas calles empedradas están llenas de casas de vivos colores) y muchas otras opciones del mejor ocio que se pueda encontrar.
Desde la protección que brinda el vehículo y con la confianza que da el guía contratado, nos encontramos con un grupo de leopardos; uno de ellos se acerca, levanta la cabeza y nos mira a los ojos. El tiempo se para. Encontrarnos con animales salvajes en su hábitat natural produce una extraña euforia, una conexión impensable en nuestra vida diaria. Es una experiencia inolvidable, y el mejor lugar del mundo para tenerla es el Parque Nacional Kruger de Sudáfrica, una enorme (20.000 kilómetros cuadrados) zona protegida. Aunque no es seguro que siempre se pueda encontrar a los cinco animales que se denominan big five, lo que sí es seguro es que hay muy pocas cosas en este mundo que puedan impresionar tanto.
Como París, Londres o Nueva York, en Los Angeles se produce un fenómeno curioso: aunque no hayamos estado nunca, desde el momento en que bajamos del avión nos resulta familiar. Y eso es precisamente por el cine: son ciudades inmortalizadas en las películas, muchas de las cuales se hacen… en Los Angeles, porque no nos vamos a ceñir a la ciudad (enorme de por sí), sino que vamos a abarcar el Condado de Los Angeles, que comprende muchas zonas diferentes, como Beverly Hills o Santa Monica, cuya playa abre esta sección.
¿Imprescindibles? Todo el mundo es diferente, pero uno no puede volver de la Costa Oeste estadounidense sin poder decir que ha caminado por el Paseo de la Fama en el Hollywood Boulevard, que ha subido hasta el Observatorio Griffith junto al famoso cartel de “Hollywood”, que ha visitado el centro de la ciudad, con el Walt Disney Concert Hall (diseñado por Frank Gehry) y los barrios China Town y Little Tokyo, o que se ha tomado un helado subido a la noria de la playa de Santa Monica. Cuando haya visto todo eso, todavía tendrá pendientes muchas otras cosas, como acercarse a Napa Valley y visitar alguna de sus bodegas, pero nosotros vamos a proponerle dos actividades exclusivas que sólo se pueden llevar a cabo si visita Los Angeles durante el mes de noviembre y que le darán una visión diferente de la zona.
La primera es un paseo, pero no uno cualquiera: todos los años, el sábado previo al Día de Acción de Gracias, se celebra el Great Los Angeles Walk. En una ciudad en la que uno pensaría que es imposible moverse sin coche, esta cita demuestra que nada es lo que parece. Por supuesto, no necesita reservar plaza ni inscribirse en ninguna lista, tan sólo juntarse a los varios cientos de caminantes e ir bien preparado para recorrer la ciudad de una punta a la otra durante prácticamente todo el día. Es bueno ir bien preparado, con ropa cómoda y abundante agua, pero no se preocupe: no es físicamente exigente, lo hacen personas de todas las edades, se realizan paradas suficientes y la filosofía no es competir, sino disfrutar.
Y nuestra segunda propuesta es escapar de la ciudad, olvidarse por un momento del lujo y el glamour, de las avenidas y las estrellas de cine, de los neones y las grandes avenidas, y aprovechar que los días 11 y 12 de noviembre la entrada a los grandes parques nacionales es gratuita. No es por ahorrarse el precio de la entrada, sino por participar de un espíritu que celebra la naturaleza, la exuberante naturaleza que tiene la región, porque además de las famosas playas de Los Angeles, estamos muy cerca de verdaderas joyas: el Death Valley, el Joshua Tree, el Yosemite y el Sequoia & Kings Canyon. Son cuatro parques naturales, cuatro tesoros de la naturaleza norteamericana que le dejarán boquiabierto por su belleza y le harán olvidarse de Hollywood. Son una cara de California que se olvida con demasiada frecuencia. Y el clima pondrá también de su parte, pues es uno de los meses más agradables: cálido, sin demasiada humedad proveniente del Pacífico y con muy pocas precipitaciones.
El sol del archipiélago de Cabo Verde, las playas del norte de Costa Rica, que ya entran en estación seca, Jordania… la oferta de destinos perfectos para noviembre es amplia, pero como cierre nosotros le proponemos viajar al futuro… y al pasado, porque Abu Dabi conjuga de una manera perfecta esa apariencia de ciencia ficción, que le dan algunos de los edificios más impresionantes que se puedan visitar en el planeta, con un antiguo y apasionante legado cultural. Además, es en noviembre cuando su clima se vuelve más agradable, con menos humedad en el aire y unas temperaturas más amables, pues en este caso de lo que hay que escapar es del calor extremo que domina la zona durante casi todo el año. Abu Dabi es la capital y sede del Gobierno de Emiratos Árabes Unidos y en las dos últimas décadas ha experimentado una gran transformación, pero sabiendo mantener su herencia cultural.
Una simple visita al mirador del Observation Deck at 300, una enorme torre cerca de Corniche Road, le dará una visión de cómo crece la ciudad en todas direcciones y unas maravillosas vistas de algunas de sus islas. Y precisamente las islas son uno de los puntos de interés imprescindibles de la ciudad. Por un lado, está Al Lulu, una de las islas artificiales más famosas del mundo, una obra de recuperación de terreno ganado al mar que se completó en 1992, constituyendo un impresionante desafío de ingeniería. Pero por otro lado está la isla de Yas, y si es usted un aficionado a los deportes de motor, no puede dejar pasar la ocasión de acudir al Gran Premio de Fórmula 1 de Abu Dabi, que se disputa del 24 al 26 de noviembre en el magnífico circuito de Yas Marina, uno de los más espectaculares de todo el calendario de la Fórmula 1.
¿Para qué querría nadie ir al desierto? Pues una vez hechas las compras obligadas y visitadas algunas de las maravillas modernas que nos aguardan en Abu Dabi, como la magnífica mezquita Sheikh Zayed, una escapada al desierto nos brinda la posibilidad de disfrutar de una excursión al atardecer, incluyendo una cena con las delicias locales y un espectáculo tradicional. Primero, la excitación de recorrer las interminables dunas en un todoterreno; luego, la diversión de cambiar la tracción a las cuatro ruedas por un camello; finalmente, el anochecer con una cena en un verdadero campamento árabe. Si nunca ha visto la puesta de sol en un desierto, ésta es la mejor ocasión para comprobar cuán impresionante resulta. Danza del vientre, dátiles y dulces típicos cerrarán una jornada al sol del invierno.
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