Cuando el invierno se llena de luces
Ya no queda nada para diciembre. ¡Vive el auténtico espíritu de la Navidad, recupera la ilusión y vuelve a soñar! Siente la emoción de los niños por estas fiestas tan entrañables persiguiendo sus luces por todo el mundo. Y en la maleta: un buen abrigo, un gorro, las cartas a los Reyes Magos de tus familiares y muchas ganas de recorrer y disfrutar.
Alemania
La primera opción es Alemania, donde la tradición de los mercadillos navideños es tan larga como una salchicha Bockwurst. El más antiguo de este país es el Striezelmarkt que se celebra en la ciudad de Dresde desde 1437. También resalta el bullicioso mercadillo de Frankfurt, el de Wurzburg que parece sacado de un auténtico cuento, el de Rotembug con su ambiente medieval, el de Nuremberg que para muchos es el más bonito de toda Alemania o los 5 mercadillos de Berlín. Y para vivir una auténtica experiencia navideña hay que degustar el típico Glühwein -vino caliente especiado-, la dulce espuma bien fría de una Bockbier -cerveza típica de Navidad-, el delicioso aroma de las Spekulatius –galletas típicas de esas fechas- recién horneadas o el increíble sabor de los Lebkuchen.
Núremberg.
Viena
También en Viena encontramos el mercadillo de la Rathausplatz. Más de 150 puestos, una enorme pista de patinaje sobre hielo, junto con tiovivos y paisajes de cuentos de hadas, convierten a la ciudad de Sisí Emperatriz, en una de las más visitadas, del 17 de noviembre al 26 de diciembre
Viena.
Praga
Praga es otra de las ciudades clave para vivir de cerca los mercadillos navideños. El mejor es el que está en pleno centro de la Ciudad Vieja. Pasillos de cabañitas decoradas con vivos colores dispuestos alrededor de un árbol gigante de Navidad. En los puestos venden artesanía y juguetes de madera como las típicas marionetas checas, joyería hecha a mano, velas y objetos de cristal. Allí, se toma medovina, una bebida que se obtiene a partir de la fermentación de una mezcla de agua y miel. Y si pasas por allí en Nochebuena, no te sorprendas si ves volar un zapato: existe una tradición navideña por la que las mujeres solteras se colocan de espaldas a la puerta de su casa y tiran un zapato por encima de su hombro; si cae con la punta mirando hacia la puerta, significa que encontrará pareja, pero si cae con el tacón en dirección a la casa, seguirá soltera un año más.
Praga.
Estrasburgo
Otro clásico de los grandes mercados navideños de Europa es el Marché de l’Enfant Jésus de Estrasburgo, en el centro histórico de esta ciudad del este de Francia que se celebra desde 1570, siendo el más antiguo de este país. Este año del 23 de noviembre al 30 de diciembre sus calles se llenarán de pequeños puestos de madera (llamados chalets) y preciosas luces. Vin chaud (vino caliente), choucroute (repollo encurtido) y baeckeoffe (guiso típico alsaciano) forman parte de la gastronomía de esta época.
Estrasburgo.
Chicago
Para los que quieran “cruzar el charco”, el Christkindlmarket es un evento tradicional de la Navidad en Chicago, al que acuden dos millones de visitantes cada año. Desde el Día de Acción de Gracias hasta el 25 de diciembre, se ubica este mercadillo cerca de la plaza de Daley. Luces y casetas de madera invitan a sumergirse en un ambiente festivo donde resulta peculiar sentirse dentro de una ciudad medieval alemana rodeado de los típicos rascacielos americanos. Los comerciantes y artesanos venden productos auténticos y típicos de la artesanía alemana: adornos hechos a mano, joyería, juguetes de madera… Y allí se degustan productos venidos de Europa como el Schnitzel vienés y los pasteles, mientras se entra en calor con una taza de Glühwein. Y aunque curiosamente Estados Unidos es el país en el que se celebra principalmente Santa, allí se encuentra Christkind, el Niño Jesús que es el que trae tradicionalmente los regalos a los niños en los países germanos.
Chicago.
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