Cómo afectan a la rentabilidad diaria
Nuestras emociones están conectadas con nuestras acciones. Es prácticamente imposible actuar de un modo diferente al que nos dicta la emoción de ese momento. Cuando no las tenemos identificadas nos dejamos llevar por ellas y nos impiden decidir en libertad. Y esto todos lo hemos vivido tanto en nuestra vida profesional como personal: si nos sentamos a negociar cargados de rencor o enfado, nadie sale airoso.
Pero, ¿cuál es la emoción que más nos condiciona? Sin lugar a dudas, el miedo. Es el gran enemigo de la innovación o la creatividad, nos incapacita para abordar decisiones que impliquen riesgo y acaba por inmovilizarnos completamente. El cuerpo nos pide abandonar mientras que la razón nos dice que tenemos que arriesgar para salir adelante. Además, hay una variante que nos lleva claramente al bloqueo y es el miedo a decidir que tiene una característica exponencial: cuanto más importante nos parece una decisión, mayor tiende a ser el miedo a equivocarnos. Y claramente nuestro patrimonio es una de nuestras mayores fuentes de preocupación porque sabemos que es nuestra tranquilidad, presente y futura.
Cuando invertimos con un horizonte a largo plazo hemos de evitar tomar decisiones emocionales motivadas por movimientos bruscos del mercado. Estas decisiones dificultan la consecución de nuestros objetivos. Según el FactSet, MSCI, de J.P. Morgan Asset Management con una inversión inicial de 100.000 euros, realizada el 1 de enero de 2001, quince años más tarde se ha analizado qué hubiera supuesto perder y no invertir en los 10, 30 y 50 mejores días de rentabilidad del mercado en ese periodo. Los resultados son claros: de 76.000 a 139.000 euros menos. Así que saber tomar las decisiones adecuadas en la gestión de patrimonio es clave.
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¿Cómo afecta a la rentabilidad perder los mejores días del mercado?
Aquí de nuevo se mezclan varias variables: tomar la decisión acertada, con toda la información adecuada y en el momento oportuno. La toma de decisiones puede definirse como “la elección racional entre alternativas caracterizándose este proceso por la indecisión ante el riesgo y el temor a lo desconocido” (Fuente: Angel Baguer Alcalá – Dr. Ingeniero Industrial y Consultor de Dirección publicado en la revista Publicado en la revista Training&Development).
Dejemos el miedo a un lado, rescatemos únicamente las emociones positivas y busquemos aliados e información para tomar decisiones. ¡Sin parálisis! Así, descubre aquí cómo las carteras valor pueden ayudarte a evitar esas decisiones emocionales.
Carteras Valor
